Hola!! En este atardecer invernal les preparé una nueva entrada. En esta oportunidad voy a seguir con el segmento: Historia del Maquillaje!
Si se perdieron las décadas anteriores, pueden buscar a la derecha de la pantalla en mi blog, la sección: Categorías — Historia del Maquillaje.
Allí encontrarán el maquillaje en 1900 / 1910 / 1920 / 1930.
Ya estamos en 1940 / 1949 , que lo disfruten!
En 1942 la producción de cosméticos se detuvo en EEUU durante dos meses, lo que provocó un alboroto tal que los mandatarios del país comenzaron a plantearse la siguiente cuestión: ¿Tan importantes son los cuidados de belleza para la supervivencia nacional? La respuesta caía por su propio peso y los productos cosméticos se incluyeron en la categoría de necesidades básicas. La conclusión fue: «El maquillaje es para las mujeres lo que el tabaco para los hombres», y efectivamente, ambas cosas eran imprescindibles para mantener la moral de la población en tiempos difíciles.
A los cosméticos se le atribuyó gran importancia, puesto que una nación sólo podía ganar la guerra si sus mujeres no se abandonaban, cumpliendo sus tareas de guerra con un aspecto cuidado, y si alegraban la vista de los soldados de permiso. A las mujeres se les exigía que fueran enérgicas y competentes en el trabajo, pero femeninas y comprensivas en la vida privada. Así, la imagen adecuada era adulta y sensual; y no frívola y provocativa. Vogue definió esta situación perfectamente: «En estos días, la belleza debe calentar el corazón, no romperlo».
La forma de las cejas, que se perfilaban con cuidado, debía ser ligeramente curva. Se huía de los extremos, por lo que se evitaban las cejas muy depiladas o excesivamente pobladas. Las norteamericanas eran afortunadas, pues podían recurrir a los polvos compactos de Max Factor para dar a la piel un aspecto mate al tiempo que disimulaban las impurezas, un lujo del que las europeas no disfrutarían hasta que acabase la guerra. De momento, éstas se las arreglaban con los polvos de toda la vida. Lo más importante era el lápiz de labios, se maquillaban la boca de rojo hasta darle un aspecto incitador.
La calidad del maquillaje dejaba mucho que desear a causa de la escasez de materias primas como glicerina y grasa, que dan a los productos una textura cremosa. Así, era imposible aplicarse los polvos o la barra de labios de manera uniforme, con lo que el resultado eran capas de color espesas y quebradizas. La falta de recursos afectaba también al empaquetado de los productos, por ejemplo los tubos metálicos para el labial.
En Europa, a pesar del apoyo gubernamental a la industria cosmética, era literalmente imposible encontrar ciertas mercancías. En caso de duda, se primaba la producción de armamento. Sin embargo, la necesidad agudiza el ingenio: las inglesas empezaron a utilizar el betún de botas como rímel, betún de zapatos para las cejas, y pétalos de rosa y cintas sumergidas en vino tinto para sustituir al colorete.
En Norteamérica Elizabeth Arden lanzó un caja de maquillaje para la crecinte comunidad de mujeres trabajadoras: “The Busy Woman´s Beauty Box”, contenía desde un espejo hasta cremas limpiadoras, pasando por polvos, sombras de ojos y barra de labios, es decir, todo lo que una mujer ocupada podía necesitar para afrontar sus compromisos en cualquier momento.
A pesar de la guerra, los beneficios de la industria cosmética no dejaron de aumentar, ya que por primera vez un gran número de mujeres disponía de dinero propio, que invertía básicamente en su aspecto.
Se consideraba de buen gusto atesorar productos de belleza para recibir con todos los honores a los hombres a su regreso del frente.
Los nombres de los perfumes estaban impregnados de nostalgia: Attente («Espera»), En Attendant («Esperando») o Malgré tout («Apesar de todo»).
Durante la segunda guerra el maquillaje se volvió un arma secreta. Los desarrollos tecnológicos estuvieron al servicio de las tácticas militares: por pedido del gobierno norteamericano Max Factor debió desarrollar bases de maquillaje que imitaran los colores de la nieve, la jungla y el desierto para distribuir entre las tropas.
La economía de guerra también se trasladó a la belleza. Ante el racionamiento de materiales como el nailon, el vidrio y el aluminio, las mujeres hacían cola frente a los laboratorios de belleza de Champs Elysées, en París, para conseguir rellenar con perfume sus frascos vacíos.
La escasez de nailon hizo que las medias fueran reemplazadas por maquillaje para piernas y que las revistas de moda dedicaran varias páginas a las instrucciones para aplicarlos.
En las peluquerías se recogía el pelo cortado para la fabricación de hilo. Sin embargo, pocas mujeres podían permitirse ir al peluquero. Hacía mucho que el corte a lo varón había pasado de moda. Las que no podían pagar un sombrero, se ataban un pañuelo como si fuera un turbante. El turbante se reveló como un complemento extraordinariamente favorecedor para muchas mujeres, como por ejemplo la escritora y feminista francesa Simone de Beauvoir, que no lo abandonó en toda su vida. Además, era muy práctico, ya que disimulaba aquellos cabellos descuidados por culpa de la necesidad.
El peinado de las divas de la pantalla.
El peinado de ensueño de Veronica Lake no era más que una melena que empieza a crecer tras haber sufrido una permanente, lo que es fácil de adivinar si se observa la raíz prácticamente lisa y con un par de ondulaciones. Por cierto, Rita Hayworth también llevó este peinado en Gilda. Era prácticamente imposible arreglar el pelo de esta manera si no se tenía ondulado natural o artificialmente. Los mejores resultados se obtenían poniéndose rulos de gran tamaño tras lavarse el pelo, con lo que después presentaba suaves ondulaciones regulares, como era también el caso de Lauren Bacall, cuyo pelo natural ya presentaba de por sí mucho volumen. Tras secarlo, normalmente recogido en una redecilla, el pelo se cepillaba. En las puntas, secas en la mayoría de los casos, se aplicaba aceite al tiempo que con la mano se orientaban hacia adentro.
Y esto es todo sobre la década en que la belleza fue puesta a prueba de balas…
Hasta la próxima!
wooow! Que interesante, mil cosas que no sabía sinceramente.. un post genial.
Saludos y abrazo grande Nati.
Meli
Me gustaLe gusta a 1 persona
Que bueno que te gusto querida Meli!!!! Te dejo un beso muy grande y gracias por tu visita!!
Me gustaMe gusta
Buenas tardes…el que mas me gustaba de esta decada …eran los pelos!! increibles!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola Kathy!! Siiiiiiiiiii, a mi también me encantaban los peinados y el turbante!!
Muchos besos!!!! Agradezco tu visita 🙂
Me gustaMe gusta
Bellimooooooo todo muchas gracias por subir este material increíble!
Me gustaMe gusta